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A pesar del suavísimo invierno que estamos teniendo y con la primavera aún por llegar, debemos tener algunos conceptos claros sobre la manera en que debemos tratar nuestro cabello en invierno y, sobre todo, con el cambio de estación.

La primavera es la vuelta a la vida desde el letargo del invierno. Vuelve a fluir la sabia en el interior de los árboles y plantas y el ritmo cardíaco se acelera en los mamíferos. Lo que entendemos como chascarrillo recurrente del Almanaque Zaragozano se cumple al pie de la letra en todas y cada una de las expresiones de la Naturaleza.

Pero empecemos por lo que nos toca: el invierno y lo que supone para nuestro cabello.

El frío provoca que los capilares de nuestra piel se contraigan. Esto hace que disminuya la irrigación y que las células de la epidermis no reciban el suficiente oxígeno y nutrientes. Además, se retrasa también el ciclo de renovación celular, y las células muertas se acumulan formando una gruesa capa. Nuestra piel empieza a mostrarse seca, tirante y con un aspecto apagado.

Si bien es cierto que el frío no tiene que ver directamente con una mayor caída del cabello o con problemas relacionados con algún tipo de alopecia, también lo es que debemos prestarle una mayor atención en invierno. Va a necesitar un extra de hidratación y protección frente a estos cambios bruscos de temperatura, tan típicos en esta época del año.

Por un lado, la humedad y el frío son los causantes del temido encrespamiento. Por otro, el mayor uso de secadores y el efecto de la calefacción y los cambios de temperatura entre el exterior y el interior tampoco son de ayuda. Nuestro cabello tiende a volverse más seco y más propenso a romperse.

Pero el invierno nos dejará algún regalito más. La contracción de capilares podríamos asimilarla a la hibernación de algunas especies de mamíferos, una disminución de cauce y caudal y un letargo de terminaciones pilosas. El despertar primaveral se llevará por delante muchos de nuestros cansados cabellos, cierto que, con frecuencia, para dar paso a un pelo más vigoroso. Sin embargo, el cambio estacional traerá la caída de más cabello del que querremos perder y, por tanto, propiciará el momento para darle a nuestro pelo un aporte extra de vitaminas y tratamientos regenerativos.

El cambio de estación puede sernos muy útil para sanear nuestro cuero cabelludo y nuestro cabello. Sin en invierno tuvimos la necesidad de hacer uso de ellos, ahora debemos evitar, en la medida de lo posible, los procedimientos que sean agresivos para el cabello, como los tintes químicos o los desenredantes y deberemos aplicar con moderación el uso de secador y las planchas de pelo.

Como decimos siempre, es un buen momento para ponernos en manos de especialistas y someternos a un tratamiento combinado de vitaminas y el láser de baja intensidad, que resultan de gran utilidad a la hora de mantener la fase de crecimiento del pelo.