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Mucha gente cree que la caída del cabello se produce por algún problema en el cuero cabelludo, pero esa creencia es falsa. El problema de la caída de pelo está en la raíz. El folículo piloso se debilita y comenzamos a sufrir lo que se denomina, proceso degenerativo.

Los síntomas más claros para saber que estamos sufriendo dicho proceso degenerativo o una posible alopecia son: caída abundante de cabello, pérdida de pelo irregular, menor densidad en ciertas zonas de la cabeza, menos volumen, pelo quebradizo o débil, cabellos más finos… El cuero humano es una máquina que funciona con mucha precisión y si notamos algún indicio de que nuestro pelo está sufriendo debemos actuar con rapidez.

En la raíz del pelo se encuentra el folículo piloso o unidad folicular. De esta unidad pueden salir de 1 a 4 cabellos como máximo (nos referimos a los cabellos de la cabeza, ya que cada pelo o vello según la zona del cuerpo tiene comportamientos diferentes). Las dos partes más importantes del folículo son el bulbo o raíz y los capilares sanguíneos. ¿Por qué decimos que son las más importantes? Porque al bubo o raíz del cabello es donde llegan los nutrientes y los capilares sanguíneos son los encargados de la microcirculación capilar. Los nutrientes y la microcirculación son los encargados de mantener un cabello sano, si alguno de estos factores falla o no funciona correctamente es cuando nuestro pelo empieza a sufrir y a debilitarse.

Aunque no notemos una caída abundante o el cabello muy debilitado siempre debemos cuidarlo. Existen tratamientos de prevención de caída. Al igual que hacemos con la piel, que la cuidamos desde jóvenes para prevenir la aparición de arrugas debemos hacer lo mismo con nuestro pelo. Debemos cuidar el cabello para prevenir el proceso degenerativo tan habitual en hombres y mujeres de entre 30 y 50 años.

Es mucho más habitual de lo que creemos tener pérdidas abundantes de cabello a lo largo de nuestra vida, por eso cuanto antes empecemos a cuidarlo ¡mejor!